"Toda organización arranca por el impulso de su fundador quien aglutina los rasgos propios del empresario excelente, pero además experimenta un enorme vínculo con su empresa que se manifiesta en su deseo de perpetuarla" Así es como en palabras de Manuel Bermejo Sánchez, en su texto "Los dilemas de las empresas familiares", caracteriza a la primer fase de las empresas de familia. Sobre este punto trata, la nota periodística que analizaremos en este caso y donde casualmente se lo nombra a Bermejo Sanchez como experto en empresas familiares y a quién se utiliza en apoyatura al desarrollo expuesto por el periodista español.
La empresa Missoni (una de las firmas de moda más lujosas y conocidas mundialmente hablando) ha perdido a su consejero delegado Vittorio Missoni en un viaje por el archipiélago venezonalo donde se lo declara desaparecido entre esas islas y cinco meses después fallece su padre y fundador de la empresa, Ottavio Missoni a los 92 años.
Se pone en duda la independencia y mantenimiento de la empresa debido a las dos grandes pérdidas que ha sufrido. Lo cierto es que parece no ser algo desatinado el suponerlo, conocemos la importancia de un líder en una organización y las consecuencias que puede acarrear su ausencia con respecto al tema del liderazgo pero por otra parte conocemos también la importancia y peso que posee un fundador en su empresa, refiriéndonos más puntualmente al caso de Ottavio.
La ausencia de ambas figuras, supone un replanteamiento de las fórmulas que llevaba adelante la empresa, fórmulas que hasta el momento han resultado exitosas, razón por la que se teme un quiebre, caída de ventas y en pocas palabras un panorama bastante desesperanzado.
Pensamos que tomando el modelo que Bermejo Sánchez propone como "ciclo de vida de la empresa familiar", sería correcto inferir que al haber un quiebre tanto en la persona que ha ocupado la primera generación (ya que ha fallecido su fundador), como así también la persona que ha encabezado segunda generación (ya que también ha fallecido su hijo), la situación actual en verdad podría representar un problema. Es la Tercera generación la que según los estudios del autor, debe haber podido resolver felizmente o lo mejor posible los dilemas sobre establecimiento de prioridades y logre por fin colocar el enfoque en continuar un crecimiento para llegar a ser más competitiva y mantener a la vez la familia unida (ambas en temática de empresas familiares, son las líneas que preocupan a este tipo de organizaciones a diferencia del resto). Esto es algo que se condice con la estadística expuesta en el artículo sobre que "sólo un 1% de las firmas españolas llegan a una cuarta generación o la superan".
No poseemos los suficientes datos, pero sería interesante investigar más sobre si se ha dado en Missoni la gestión de políticas de sucesión lo suficientemente flexibles para poder suponer con mayor certeza sobre un panorama más o menos favorable para ellos. Esto es otro de los puntos que se hace visible en la investigación de dicha empresa: "establecer la sucesión en vida y recorrer con lupa las implicaciones fiscales", es un modo de prevenir este tipo de imponderables que si bien no son de los más comunes ya vemos que pueden ocurrir y acarrear el fin de un gran emporio.
Los riesgos en la falta de planificación en el cambio de líder son muchos, no conocemos quién queda en el lugar de éstas dos grandes figuras de Missoni, pero sería interesante que quién o quiénes posean dicha tarea sea gente idónea, preparada, que conserve el espíritu de la visión de la empresa. Este es uno de los resultados que brinda un buen desarrollo a largo plazo de los recursos en la gestión del negocio, junto con la posibilidad de crear equipos, delegar funciones, etcétera. Algo que desconocemos sobre el grupo textil Missoni.
http://economia.elpais.com/economia/2013/07/12/actualidad/1373626363_691035.html
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