“La recesión económica imperante
en nuestra región a fines de los noventas, obligó a muchos a aceptar peores
condiciones laborales: aumento de carga de trabajo, amplia flexibilidad
horaria, asignaciones temporarias y contratos precarios, salarios ínfimos y
pérdida de beneficios sociales.”
Este concepto vertido por el
autor guarda una estrecha relación con lo desarrollado por Zigmunt Bawman en su
libro Modernidad Líquida, en tanto se refiere a la problemática que se derivó
de la desarticulación del Estado Benefactor que llevó a la extraordinaria
movilidad y obsceno poder del capital.
El proceso de individualización y
fragmentación llevado adelante por un sistema cuyo único interés es el de
enriquecimiento sin medidas y sin consideración alguna por las clases
dominadas, ha generado condiciones de trabajo que lindan con lo aberrante.
De este modo, los trabajadores se
han visto obligados a aceptar casi cualquier condición, aún aquellas que van
directa e inobjetablemente en contra de sus derechos más elementales, a fin de
poder sobrevivir.
No hay dudas acerca de los daños
de toda índole que esto fue haciendo sobre los sujetos, y por supuesto, no
existe modo de que estas condiciones no incidieran sobre su salud psíquica.
Schvarstein da cuenta en este
texto de cómo puede una persona encontrar en el trabajo, ya no una fuente de
satisfacción y realización personal, sino aún todo lo contrario: una grave
alienación. Efectivamente, puede haber características personales que hagan de
un sujeto alguien impedido de entregar lo mejor de sí en un trabajo, o puede
suceder que alguien no se comprometa y apropie de su propio deseo al tomar un
trabajo que no le permite proyectar sus potencialidades, pero el grado de
proliferación de este fenómeno de alienación, exige una lectura que excede el
análisis de los individuos y requiere de la consideración de la realidad
económica, histórica y social, vale decir, del contexto en que esta
problemática se da.
En su gran mayoría, las personas
hoy no tienen más opción que la de tomar un trabajo que poco o nada tiene que
ver con sus intereses y deseos. Resulta casi imposible, entonces, pensar que
encuentren la manera de vincularse con las organizaciones desde un lugar
saludable, y lo que más a menudo se observa es que toman el trabajo como
aquello que les permite sobrevivir, y a lo sumo desarrollan en él algún tipo de
sociabilidad a través del compañerismo.
De manera que la alienación y la
mera consideración del trabajo como sinónimo de supervivencia material, no
pueden ser analizados sino a partir de una consideración de las actuales
condiciones que impone el mercado a los sujetos y que comprenden también a las
organizaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario