“Producir un “cambio” significa
hacer que el cliente vea o haga las cosas de manera diferente, pero sin
menospreciarlo ni despreciar sus conceptos actuales.”
Es del orden de la evidencia que
la capacidad de cambiar es una cualidad que se aproxima mucho al concepto de
salud. En ese sentido, la salud psíquica de la que habla Schvarstein, se
vincula directamente con la posibilidad o no de cambiar.
Tal como Schein lo señala, un
cambio sólo se produce cuando una persona no se siente descalificada a causa
del modo en que viene conduciéndose, sino si asume que se hace preciso cambiar
con el fin de alcanzar objetivos a los que aún no se ha arribado o que han
surgido como consecuencia de la evolución y dinámica de los procesos
organizacionales.
Pero este cambio que hace falta
debe involucrar al sujeto personalmente, debe poder poner en relación aquello
que la organización persigue con sus propias metas individuales. Sin embargo,
este punto no siempre es posible, y vale aquí considerar la incidencia de
cuestiones relacionadas, precisamente, a la realidad actual y sus
características principales en términos de condiciones laborales, elección de
trabajo, etc.
El hecho de que las personas
tengan como ideales u objetivos propios aquellos que se correspondan con los de
la organización, da por sentado que se trata de sujetos que encuentran en su
empleo una fuente de realización personal, que se hallan comprometidos con su
trabajo, no sólo desde los réditos económicos que éste le proporciona, sino más
aún desde la cuestión vocacional y moral.
Si un individuo se desempeña en
una actividad en la que pone a jugar sus talentos, su creatividad, su capacidad
de iniciativa, y éstos le son reconocidos y retribuidos con justeza, la persona
se sentirá inclinada a comprometerse y encarnar las metas de la empresa que lo
contrata pues éstas estarán en sintonía con sus propios objetivos. Vale decir
que la persona hará propios esos interese, y entonces el cambio resultará
gratificante. Es dable pensar que un sujeto así involucrado con las metas
organizacionales, no viva como descalificadoras las críticas que se le pudieran
hacer respecto de su desempeño. Del mismo modo, la organización no tendrá
interés en hacer sentir desvalorizado a un sujeto cuyo compromiso con la
empresa es sólido.
De esta forma, el cambio surgirá
como una necesidad del propio individuo a partir de la información que indica
que no se está logrando aquello que se deseaba y que es preciso hacer
modificaciones tendientes a alcanzar estos resultados.
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