jueves, 24 de octubre de 2013

Schein, Edgar (1988) Capítulo 6 “El inicio y el manejo del cambio” en Consultoría de procesos. Addison-Wesley Iberoamericana, EUA.

“Producir un “cambio” significa hacer que el cliente vea o haga las cosas de manera diferente, pero sin menospreciarlo ni despreciar sus conceptos actuales.”
Es del orden de la evidencia que la capacidad de cambiar es una cualidad que se aproxima mucho al concepto de salud. En ese sentido, la salud psíquica de la que habla Schvarstein, se vincula directamente con la posibilidad o no de cambiar.
Tal como Schein lo señala, un cambio sólo se produce cuando una persona no se siente descalificada a causa del modo en que viene conduciéndose, sino si asume que se hace preciso cambiar con el fin de alcanzar objetivos a los que aún no se ha arribado o que han surgido como consecuencia de la evolución y dinámica de los procesos organizacionales.
Pero este cambio que hace falta debe involucrar al sujeto personalmente, debe poder poner en relación aquello que la organización persigue con sus propias metas individuales. Sin embargo, este punto no siempre es posible, y vale aquí considerar la incidencia de cuestiones relacionadas, precisamente, a la realidad actual y sus características principales en términos de condiciones laborales, elección de trabajo, etc.
El hecho de que las personas tengan como ideales u objetivos propios aquellos que se correspondan con los de la organización, da por sentado que se trata de sujetos que encuentran en su empleo una fuente de realización personal, que se hallan comprometidos con su trabajo, no sólo desde los réditos económicos que éste le proporciona, sino más aún desde la cuestión vocacional y moral.
Si un individuo se desempeña en una actividad en la que pone a jugar sus talentos, su creatividad, su capacidad de iniciativa, y éstos le son reconocidos y retribuidos con justeza, la persona se sentirá inclinada a comprometerse y encarnar las metas de la empresa que lo contrata pues éstas estarán en sintonía con sus propios objetivos. Vale decir que la persona hará propios esos interese, y entonces el cambio resultará gratificante. Es dable pensar que un sujeto así involucrado con las metas organizacionales, no viva como descalificadoras las críticas que se le pudieran hacer respecto de su desempeño. Del mismo modo, la organización no tendrá interés en hacer sentir desvalorizado a un sujeto cuyo compromiso con la empresa es sólido.
De esta forma, el cambio surgirá como una necesidad del propio individuo a partir de la información que indica que no se está logrando aquello que se deseaba y que es preciso hacer modificaciones tendientes a alcanzar estos resultados.




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